"Dejad que los niños se acerquen a mi", dijo Jesús en una frase que luego parece ser que miembros de su Iglesia no supieron interpretar. "Haced que los niños me protejan a mi", ha debido pensar Bufón Maya con el pregón navideño.
Con eso de que estas son fechas de unión familiar, ha debido sentirse muy pero que muy incómodo al escuchar al coro infantil del Orfeón Pamplonés entonar villancicos en euskera, el idioma de "esos vascos" (entre ellos nosotros, los navarros, guste o no), que -junto a los inmigrantes - según su hijo deberían ocuparse los agentes de policía municipal. O, más bien, ajustándonos literalmente a las palabras de Mayita, en vez de agentes de policía municipal, "hijos de puta". Entonces el bufón que tenemos por alcalde consideró aquél episodio como una anécdota que debía quedarse en el ámbito familiar. Maya me demuestra día a día que es un payaso y un bufón. Antes de denunciarme, payaso y bufón Maya, lee todas las acepciones que la RAE otorga a payaso y bufón. Son muy ambiguos, ¿verdad, payaso? ¿verdad, bufón?
Hoy (por ayer) pensaba que igual vería a Simón el gordinflón por el pregón en la plaza consistorial. Pero no. Tuve la fortuna de verle antes, en el Napardi, poniéndose las botas. Yo pensaba que me conocías más que de sobra, pero parece ser que vas tan de "sobrao" que bajas la guardia cuando te crees en territorio no hostil. Santamaría, hazte a la idea de que estás caminando sobre un campo de minas. Tienes preparadas trampas en sociedades, restaurantes, pubs, clubs y puticlubs. No se si frecuentas algunos de ellos, pero como me han llegado insinuaciones y facilitado cebos, anzuelos con gusanos se mueven esperando que pique el pez gordo. Gusanos de última generación. Con audio y video, por supuesto. Por si no has caído, el pez gordo eres tú, Simón. No por categoría. Por gordo.
A ver, Simón, que no estoy diciendo que hayas hecho nada, que quede claro. Señora de Santamaría, sepa usted que no me consta infidelidad alguna. Aunque algo he oído, al no poder demostrar no pienso contar.
He visto también hoy (por ayer también), al negro Baltasar que tenía tarjeta de estacionamiento de SEIS MESES para la cabalgata de reyes magos del año pasado. Un regalo de reyes el suyo. La carta de Lizaur a sus majestades de oriente debía empezar algo así como "quiero una prevaricación, un ibertren..."
Os vigilo, bufones. Os controlo, payasos.
P.D.: Contramaestre, en breve tendrás noticias mías.